Reflexiones para tí.

La viuda de Sarepta

“Ve ahora a Sarepta de Sidón, y permanece allí. A una viuda de ese lugar le he ordenado darte de comer”. 1 Reyes 17:9.

Los oídos espirituales de la viuda de Sarepta no funcionaban muy bien. La orden ya se le había dado, pero cuando Elias le dice que le dé un poco de pan, ella -en un primer momento- se lo niega. La negación no es por egoísmo, sino por falta de fe.

Muchas veces nosotros actuamos por la misma razón; nuestro pecado está en la falta de confianza en la palabra celestial.

El razonamiento de la viuda es absolutamente humano: no te puedo dar un pedazo de pan, porque no tengo los elementos para dártelo. Es la misma línea de pensamiento que presentaron Moisés, Jeremías y otros héroes bíblicos cuando fueron llamados. No puedo realizar esa tarea porque no estoy capacitado. No puedo realizar esa tarea en favor de la iglesia, porque no tengo los dones para hacerlo. No puedo hablar de Cristo a mi vecino o a mi amigo, porque no tengo el conocimiento teológico que juzgo necesario.

A pesar de todo, el Dios de las segundas oportunidades vuelve a hablarle, ahora a través de la voz del profeta, y le promete que su harina y su aceite no se acabarán. Entonces, ella hizo lo que Elias le había dicho.

Es posible que el mundo no consiga entender ni cumplir la voluntad de Dios; pero si escucha la voz de los verdaderos discípulos de Cristo, hablando con poder y convicción, podremos observar milagros. Nuestra parte es clara. ¿La cumples?

Otro elemento interesante es que el profeta le pide que demuestre su fe entregándole, con lo que tuviese, un pan a él. Ni siquiera le propone un pan para compartirlo entre los tres. Ahí está la fe en acción. Aunque no tenga sentido, primero debes entregar todo a Dios, después podrás tener pan para ti. Eso funciona en todas las circunstancias de tu vida y en todos los aspectos.

La viuda disfruta el milagro, pero pierde a su hijo. Dos lecciones: Primero, que estés en el medio de un milagro no significa que no tendrás problemas. Segundo, el poder de Dios no se limita a pequeños milagros cotidianos. Él puede resucitar muertos, si fuese necesario.

Dios tiene las soluciones para tus problemas. No corras en otras direcciones, son pérdida de tiempo.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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